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Ester obtiene gracia y cambia a un pueblo

Esther erlangt Gnade und verändert ein Volk

La historia bíblica de Ester es una de las historias más fascinantes del Antiguo Testamento. Transmite de manera impresionante cómo una sola persona puede salvar a una nación entera a través del coraje, la fe y la confianza en Dios. En medio de la incertidumbre política, el peligro y la persecución, fue una joven la que decidió defender el bien de su pueblo, aunque eso le pudiera costar la vida. Su nombre está indisolublemente ligado a la historia de la salvación del pueblo judío de la aniquilación en el Imperio Persa.

La historia de Ester

La historia de Ester se encuentra en el Libro de Ester en el Antiguo Testamento. Tiene lugar durante la época del rey persa Asuero (Jerjes), quien gobernó el imperio más grande del mundo antiguo. Durante este tiempo, los judíos se encontraron en un estado de incertidumbre y peligro. El rey, que residía en la ciudad de Susa, buscaba una nueva reina después de que su primera esposa, la reina Vasti, se negara a obedecer sus órdenes.

Ester, una joven judía, fue finalmente elegida para convertirse en la nueva reina, aunque inicialmente sus orígenes se mantuvieron en secreto. Ella era hija de Abichail y la hija adoptiva de Mardoqueo, un hombre judío de Susa. Mardoqueo era un hombre respetado que servía como guardia en la puerta del palacio del rey. Ester halló favor ante los ojos del rey y se convirtió en reina. Pero sus verdaderos orígenes le fueron ocultados.

A medida que Ester ganaba influencia como reina, se desarrolló un conflicto que amenazó el destino de todo el pueblo judío. El rey le dio a su ministro Amán el mayor honor del reino, pero Amán sentía una profunda aversión por los judíos, especialmente por Mardoqueo, quien se negaba a inclinarse ante él. En venganza contra Mardoqueo, Amán decidió destruir a todo un pueblo.

Amán persuadió al rey para que aprobara una ley que permitiera el exterminio de todos los judíos en el Imperio persa. Se fijó una fecha para la destrucción. El pueblo judío estaba temeroso y desesperado. Pero Ester, aunque ella misma era judía, estaba en una situación delicada. Como reina, no podía revelar su identidad y una confrontación directa con el rey y Amán habría puesto en peligro su vida.

Coraje y fe: Ester defiende a su pueblo

En medio de esta situación desesperada, Ester demostró un coraje extraordinario. Ella sabía que había llegado el momento de ponerse de pie y revelar su identidad como judía. Pero se enfrentaba a un dilema difícil. No era costumbre que la reina visitara al rey sin invitación. Cualquiera que se atreviera a hacerlo arriesgaba su vida, porque el rey tenía derecho a ejecutar inmediatamente a un intruso.

Mardoqueo animó a Ester a salvar a su pueblo, amonestándola, diciendo: «Porque si callas en este momento, liberación y salvación surgirán de otro lugar para los judíos; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si no has alcanzado el reino para un momento como este?». (Ester 4:14).

Estas palabras conmovieron profundamente a Ester. Se dio cuenta de que su posición e influencia le daban la oportunidad de marcar la diferencia, que no se había convertido en reina por casualidad, sino que había sido elegida por Dios para ese momento decisivo. Pero antes de decidirse a ir al palacio real, pidió al pueblo que orara y ayunara para obtener la gracia necesaria de Dios. Ester pidió a todos los judíos de Susa que ayunaran durante tres días y tres noches, mientras ella se preparaba de la misma manera.

La gracia y el poder de la oración

El coraje y la determinación de Ester, sumados al apoyo y las oraciones del pueblo, provocaron un giro inesperado de los acontecimientos. Después de los tres días de ayuno, Ester fue a ver al rey Asuero y entró en su aposento interior, lo cual era un paso extremadamente peligroso en aquel tiempo. Pero el rey, que ya conocía su belleza y sabiduría, la recibió con bondad y le preguntó qué quería. En un acto de gran sabiduría y estrategia, Ester primero solicitó un banquete con el rey y Amán en el que expresaría su petición.

En el segundo día del banquete, Ester finalmente reveló su verdadera identidad como judía y describió la inminente aniquilación de su pueblo. Ella pidió al rey misericordia y protección para su pueblo. El rey estaba asustado y enojado por no haber sabido de los malvados planes de Amán. Finalmente, el rey hizo castigar a Amán y evitó el exterminio de los judíos.

Los efectos de salvar al pueblo

El coraje y la fe de Ester, sumados a la oración y el apoyo de su pueblo, condujeron a un cambio radical. En lugar de exterminar a los judíos, se revocó el edicto de Amán y se les concedió el derecho a defenderse. El día del exterminio planeado se convirtió en un día de alegría y celebración para el pueblo judío. El rescate de su pueblo por parte de Ester se convirtió en el punto de partida de la fiesta judía de Purim, que todavía se celebra hoy para conmemorar este rescate milagroso.

La historia de Ester muestra que incluso en tiempos de gran incertidumbre y amenaza, cuando todo parece perdido, Dios es capaz de cambiar el destino a través del coraje y la determinación de un individuo. Como mujer de esperanza y fe, Ester enfrentó un tremendo desafío, y lo aceptó confiando en Dios y trabajando por el bien de su pueblo.

El coraje y la fe como mensaje universal

La historia de Ester no es sólo un cuento antiguo, sino un poderoso mensaje para nosotros hoy. Nos recuerda que incluso en nuestros tiempos de incertidumbre y miedo, ya sea a nivel personal o social, la fe en Dios y el coraje para defender lo que es correcto son de enorme importancia. Así como Ester confió en Dios en sus acciones, nosotros también podemos confiar en Su guía y apoyo en tiempos difíciles.

Esther también nos recuerda que a veces es en los momentos más difíciles de nuestras vidas cuando tenemos la mayor oportunidad de defender a los demás y marcar una diferencia. Su ejemplo nos muestra lo importante que es utilizar nuestra posición e influencia para defender el bien de la comunidad y lo que es justo. En un mundo a menudo caracterizado por la incertidumbre, el miedo y la injusticia, también nosotros podemos estar llamados, como Ester, a marcar la diferencia y generar un cambio a través del coraje y la fe.

Y ahora es tu turno

La historia de Ester es un brillante ejemplo de coraje, fe y gracia en tiempos de gran incertidumbre. Nos enseña que una sola persona que confía en el plan de Dios y tiene el coraje de defender lo que es bueno puede cambiar el destino de todo un pueblo. ¿Y tú? ¿Estás listo para hacer una declaración? ¿También quieres dejar un mensaje para la gente? Quizás también se necesita coraje y fe cuando uno confiesa ser pueblo de Dios, como lo hizo Ester. Si es así, usted también, como Ester, experimentará la gracia y el cuidado de Dios.

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